Flor d’Albera Blanco

Somos una bodega familiar que, desde hace muchas generaciones, se dedica a la viña y al vino. Tenemos la suerte de contar con viñedos centenarios; vinos dulces y rancios hechos por nuestros antepasados; trabajamos con depósitos y botas que han pasado de generación en generación. Y queremos que muchas generaciones más puedan disfrutar de este legado, es por este motivo que lo tratamos con el máximo respeto, aunque esto implique a menudo un gran esfuerzo. Nuestros productos son fruto de esta dedicación, trabajamos honestamente para ofrecer unos vinos que sean capaces de expresar esta herencia y queremos que todo el mundo pueda disfrutarlos.

Somos una bodega familiar ubicada en una masía histórica en la que se documenta la viticultura desde el siglo XIV. El primer documento que hace referencia es la compra de una viña en 1305, esta escritura inicia una extensa relación documental que testimonia la larga tradición vitivinícola de la familia Carreras. Con el paso de los siglos, las propiedades de los Carreras fueron aumentando hasta que, con la crisis de la filoxera, la familia se vio obligada a vender buena parte de las tierras. Muchas viñas fueron compradas por la familia Fabra, del vecindario de Vilartolí, que replantaron las antiguas cepas y volvieron a poner en producción los terrenos arrasados ​​por la filoxera. Pocos años después, con el matrimonio de Eulalia Carreras y Joan Fabra las propiedades volvieron a unirse, y nació la semilla de la bodega Martí Fabra con la adecuación de los bajos de la Masía Carreras.

Los viñedos de nuestra bodega crecen a los pies de la Albera, en terrenos muy pobres de pizarra y granito, ventilados frecuentemente por la tramontana. Muchas de estas viñas son extremadamente viejas, de 80 a más de 100 años, de las variedades cariñena y garnacha (llamadas carinyena y almez en el Empordà) en sus diferentes variantes: negras, rojas y blancas. Procuramos hacer un cultivo de la vid lo más respetuoso posible: nunca hemos utilizado herbicidas, labramos la tierra en varias ocasiones con el fin de airearla y mantener la riqueza del suelo. Con este tipo de viticultura y minimizando los tratamientos se consigue un gran equilibrio ecológico.